La Municipalidad de Jacinto Arauz realizó este miércoles un acto en homenaje al cardiocirujano René Favaloro, en ocasión del centenario de su natalicio, el 12 de julio de 1923.

El acto se realizó frente al monumento erigido en su memoria, a partir de las 10 de la mañana. La directora del Museo, María Elena Bertón, explicó que se descubrieron placas conmemorativas realizadas por distintas instituciones y se inauguró el mural creado en una de las caras del galpón que está frente al museo, realizado por el artista pampeano Raúl Salvadori.

Hernán Pérez Araujo estuvo presente en Jacinto Arauz para acompañar este homenaje. En sus palabras destacó la importancia de recordar al Dr. Favaloro; “tenemos que resaltar el Día de la medicina social que es en su honor. Un médico que luego de dedicarse a la ruralidad aquí, tenía un sueño; darle solución a un problema que acuciaba a toda la sociedad que eran las cardiopatías y se fue a Estados Unidos a perfeccionarse. Es el padre del Bypass que tantas vidas ha salvado”.

“El doctor quería que el corazón de todos los argentinos tuviera responsabilidad, honestidad y solidaridad. Tres valores que el Doctor René Favaloro puso muy arriba en su vida personal y en su profesión” destacó Araujo.

Por su parte la intendente local, Gabriela Labourie, agradeció la presencia de los presentes a pesar de las cuestiones climáticas. “Para mi es un orgullo estar conmemorando el nacimiento de un grande. Cuando lo convocamos a Raúl Salvadori para pintar el mural de Favaloro, nos dijo que era lo que le quedaba pintar, y aceptó el reto”.

“Nos dejó muchos mensajes y nosotros tenemos la responsabilidad de que esta decisión drástica que él tomó no quede en la nada, y que tenga un sentido. Es nuestra responsabilidad mantener su memoria, su legado, sus palabras y todas sus enseñanzas” cerró la funcionaria.

Su paso por Jacinto Arauz

Favaloro se trasladó a Jacinto Arauz, al este de La Pampa, en mayo de 1950, un año después de recibirse de médico en la Universidad Nacional de La Plata. A ese pueblo, situado a 200 kilómetros de la capital provincial, llegó porque su tío, que vivía allí, le pidió que realizara una suplencia.

El destino quiso que el reemplazo que iba a durar menos de tres meses se transformara en doce años, tiempo en el que Favaloro aprendió -como médico rural- “el profundo sentido social de la vida”, según contara luego él mismo.

En ese entonces, el pueblo ubicado a la vera de la Ruta Nacional 35 tenía solamente unas diez manzanas desparramadas a lo largo de las vías del tren. Hoy cuenta con unos 2.500 habitantes y tiene como principal motor de la economía local al molino harinero y la industria láctea.

Una vez que Favaloro se estableció en Jacinto Arauz, su hermano menor, Juan José, quien también era médico, siguió sus pasos. Juntos lograron convertir a una vieja casona del pueblo en una clínica con veintitrés camas, una sala de cirugía y equipos de rayos X.