– Por Norberto G. Asquini –

No terminó febrero que la política se puso en marcha en La Pampa. Quienes aspiran a renovar o lograr un cargo en el próximo período, empezaron a calentar motores para la temporada 2022. Un año que será largo o corto, según el parámetro con que se lo mida: largo porque el escenario puede cambiar en semanas, corto ante la posibilidad de un desdoblamiento electoral en la provincia que provocaría que en diciembre ya estén los nombres de las y los candidatos.

Hay que largar por las dudas. Puede ser que después no se llegue, pero es peor llegar tarde. Hay algunas certezas: el gobernador Sergio Ziliotto tiene una reelección y no hay otro dirigente en el peronismo que le pueda competir con alguna posibilidad de ganar la provincia. A pesar de que la gestión presidencial genera malestar en la gente, las encuestas distinguen al gobierno provincial del nacional. A partir del dato de la reelección, se ordenará la política hacia abajo y las y los intendentes repetirían mandato. Ziliotto, como el resto de quienes está al frente de un ejecutivo, no habla, ni hablará, de reelección. Para muchos votantes “política” hoy es mala palabra mientras la plata no alcance y la inflación siga subiendo. Para los que gobiernan 2022 será momento de mostrar gestión.

¿Habrá desdoblamiento?

También hay incertidumbre, y no solo generada por la crisis económica o la interna del peronismo nacional. La palabra que se analiza por lo bajo y muy a la pasada es desdoblamiento. Una decisión que deben tomar los gobernadores de cara a las próximas elecciones es si acompañan el calendario electoral nacional o adelantan la votación local para no afrontar las consecuencias de una campaña nacionalizada.

Trascendió que el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, ya piensa en desdoblar en 2023 “para despegarse del gobierno nacional y evitar quedar envuelto en la discusión nacional entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio”, indicó La Política Online. Hay también versiones en ese sentido en Provincia de Buenos Aires.

Sáenz aplicaría la fórmula La Pampa 2019: analiza convocarlas para el mes de mayo, lo suficientemente lejos de que el calendario nacional para que no se interponga en la discusión local. Para esa fecha, ni siquiera se habrá concretado el cierre de alianzas para la votación a presidente y legisladores nacionales si se mantienen los tiempos habituales.

Lo mismo ocurrió en La Pampa en 2019, cuando gobernaba Carlos Verna y era presidente Mauricio Macri. Se definió con antelación separar ambas elecciones y evitar que la campaña se nacionalizara y ocurriera lo de 2017. El 17 de febrero fueron las internas y el 19 de mayo las generales en la que triunfó holgadamente Ziliotto. De esa manera, la discusión nacional no tuvo injerencia en la campaña provincial.

El desdoblamiento evitaría por un lado quedar pegados al presidente si su imagen no repunta o la economía nacional no despega y por otro lado esquivar la interna nacional en la que puede haber varios candidatos o candidatas del Frente de Todos, lo que provocaría diferencias internas en la provincia con sus consecuencias para una elección provincial. Si en La Pampa se definiera de esta manera, las candidaturas estarían para noviembre o diciembre de este año. Esa fecha está latente en la cabeza de las y los dirigentes, aunque de eso no se hable.

La cuestión es mostrarse

En los últimos días, pensando en lo que vendrá, comenzaron los movimientos. Se puede ver a intendentes, legisladores nacionales y provinciales y hasta ex legisladores, en actos y en visitas a pueblos, instituciones, vecinos y emprendimientos. Lo importante es la foto. Una gestión municipal prepara una campaña publicitaria. Reaparecen las fotos de jefes comunales mostrando qué están haciendo. Las y los intendentes buscarán la reelección sin competencia ni internas, las y los legisladores pretenderán renovar sus bancas peleando codo a codo con los otros sectores internos. Y todos quieren estar lo mejor posicionados posible cuando llegue el momento.

Todos y todas quieren mostrar capital político para mantenerse en el mapa político en 2023. El marinismo le quiere disputar el lugar a La Cámpora en su alianza con la Plural y quedarse con la vicegobernación. La Cámpora quiere hacer pie frente a las otras agrupaciones kirchneristas y tener más lugares.

La oposición también calienta motores. El senador Daniel Kroneberger ya avisó que quiere ser candidato a gobernador. Y tiene su esquema de candidaturas armado para 2023 para Juntos por el Cambio. Los celestes radicales quieren mantener el cargo en el Congreso. La disputa continúa entre UCR y PRO, pero esta vez, después de ganar las legislativas de 2021, la unidad es más deseada que nunca. En el PRO, Martín Maquieyra también recorre la provincia. Esa fuerza busca candidatos a intendente para 2023 y hasta piensa en fórmula propia para la gobernación. En los planes presidenciales de Rodríguez Larreta hay cuatro provincias que se quieren ganar porque el año pasado los resultados fueron buenos: La Pampa, Santa Fe, Chubut y Entre Ríos.

Y en todo esto, hay un escenario que moviliza también a posicionarse: la ley de paridad de género abrió aún más las listas colegiadas y las fórmulas ejecutivas a la participación de las mujeres. Es el momento del cambio. Los nombres de las posibles candidatas se comienzan a considerar ahora con mayor expectativa. Si antes las mujeres debían esperar a que sus pares hombres se repartieran primero los cargos para después darles un lugar, ahora eso no va más. Es el momento del salto.

Aunque no lo hagan explícito, ya todos piensan en 2023. Antes o después, es hora de empezar a pensar una estrategia para llegar con posibilidades para pelear los cargos.