– Por Norberto G. Asquini –

En momentos en que el peronismo estaba a la defensiva, Cristina Fernández volvió a ser protagonista central de la escena política. El peronismo, de distintas maneras, salió en defensa de la vicepresidenta, y también de sí mismo. En La Pampa también hubo diversas formas de ver lo que está ocurriendo: quienes se aferran a la mística, quienes están alertas a lo que ocurre pensando en el 2023.

El alegato del fiscal de la causa “Vialidad” provocó el estallido. La respuesta de CFK la colocó nuevamente en el centro de la escena política y encendió la épica de la movilización K. Cristina sabe cómo hacer política, gusten sus formas o no.

Esto tuvo un efecto unificador en el peronismo, aunque con matices. Hubo posicionamientos desde el PJ nacional, pasando por los provinciales y los locales, convencidos o resignados. Hubo desde quienes quisieron proteger la figura de la vicepresidenta, a los que sienten que en su persona están atacando al peronismo a través del partido judicial.

También tuvo un efecto vivificador. Más allá de la movilización K, militante o silvestre, hubo quienes desde el peronismo se sumaron a las manifestaciones para recuperar el protagonismo en la calle. En el peor momento del Frente de Todos, con un ajuste en marcha y un presidente golpeado, el ataque judicial despertó la militancia.

En La Pampa, el primer movimiento lo hicieron desde La Cámpora, con el documento que firmaron siete intendentes. Los dos únicos camporistas y cinco del oeste vinculados a María Luz Alonso, figura de referencia de CFK en la provincia.

El PJ provincial realizó horas después una temprana declaración contra los ataques que sufre el peronismo a través de la avanzada judicial contra CFK. El tono del documento fue correcto, consensuado entre las siete líneas, y con el que estuvo de acuerdo el kirchnerismo.

Después del descargo público de CFK, se lanzó la movilización a las calles. Se vio el fin de semana una reacción militante desde Recoleta al interior del país. En La Pampa se desarrollaron actos en Santa Rosa, General Pico, Telén y 25 de Mayo. Estuvieron quienes le pusieron el cuerpo, defensores de CFK por estar en las filas kirchneristas, a quienes sintieron el llamado a defender al peronismo. Las banderas de La Cámpora convivieron con la presencia de algunos intendentes que quisieron dar cuenta de su identidad.

La militancia devolvió la mística al kirchnerismo. Pero no todos miran esta reacción de la misma manera. Para muchos no deja de ser un espejismo, porque analizan que la apuesta a la polarización termina por restar más de lo que suma.

Hay una mirada táctica frente a lo que sucede en torno a CFK, y los que lo piensan desde lo estratégico. Dos maneras de ordenar la acción política desde las enseñanzas de Perón.

Quienes se encolumnan con la vicepresidenta sueñan en CFK 2023 motivados por las movilizaciones. Los que están pensando en las elecciones provinciales, observan que si bien es la dirigente con mayor capital electoral y peso específico en el peronismo, eso solo no le alcanza. Las encuestas son categóricas sobre la imagen negativa de CFK a nivel nacional, como así también la del gobierno nacional. Y hay que empezar a pensar en 2023 y en las provinciales, que en La Pampa se acercan a pasos agigantados.

Desde ese punto de vista, en el vernismo observan que promover la polarización, es una manera de echar nafta al fuego, y no ayuda con los tiempos electorales tan cercanos. En ese sentido, aprovechando la oportunidad, desde la UCR salieron a criticar al gobernador Sergio Ziliotto por su reclamo ante la represión de la policía porteña, y más inteligente en cuestiones electorales, Martín Maquieyra identificó al peronismo pampeano con el kirchnerismo. Una de manual para la oposición.

Dentro de ese contexto, buena parte del peronismo pampeano entiende que las manifestaciones encienden la mística, pero también son un espejismo. Espuma, que no contempla aguas más profundas. Hay quienes se quedaron embelesados con la foto de la fiesta militante en el Parque Oliver, con los cantitos y la alegría. Otros en el peronismo observaron ese acto con prevenciones.

El periodista Marcelo Falak advirtió en su columna en Letra P que “las ganancias que el peronismo cree reencontrar en su movilización unificada tiene, con todo, mucho de espejismo, sobre todo porque ubican la campaña electoral en ciernes en el terreno que mejor el cabe a Juntos por el Cambio, a la que además ayudan a disimular sus líneas de fractura”.

“El dilema del peronismo no K pasa por cómo defenderla (a CFK), preservando la necesaria unidad, pero sin colgarse un collar de melones”. Y sigue: “¿Cómo conquistaría el peronismo a los vitales sectores medios si el debate girara solo en torno de los ejes vergonzantes?”, como quiere la oposición y hacia donde se va con el debate en torno a este juicio.

Ese es el dilema hoy en La Pampa: ¿qué le suma y qué le resta la polarización y la centralidad de CFK al peronismo provincial de cara a 2023? La discusión está abierta.