El gobernador Sergio Ziliotto abrió el año legislativo y presentó su programa de gobierno. Si la oposición se quejó del discurso del presidente Alberto Fernández porque a su entender no tenía planteos económicos de fondo, si a Axel Kicillof se le reclamó que en el suyo faltó un plan, en el del mandatario pampeano hubo definiciones y políticas económicas concretas y proyectos de ley para ingresar a la Legislatura.

Ziliotto, volvemos a repetir, es el primer gobernador pos-generación del 83, el de la llamada renovación generacional, y en cada paso que da quiere demostrar su impronta. Tiene el respaldo de los votos que lo eligieron, pero debe legitimarse en la gestión. Sucesor de Carlos Verna, su discurso fue contundente en definiciones económicas y políticas. Por lo que el discurso sirvió, a tono con el del 10 de diciembre pasado, para mostrar el rumbo que tendrá su gobierno.

Basado en la herencia financiera recibida de Verna, cuyos números se mantienen guardados, tiene con qué mostrar hacia dónde quiere ir su gestión. Abrió el discurso apelando al papel histórico del Estado peronista como motor de la economía: la inversión pública y su intervención en lo social. El Estado como ordenador de la economía y la distribución social con una necesidad: generar empleo. Ese ha sido el papel tradicional que le dieron la mayoría de los gobiernos peronistas.

Vamos a los datos fácticos: destacó el rol de fomento del Banco de La Pampa (no como un mero agente financiero más), lanzó planes como el de 1.000 viviendas y de préstamos para casas (un guiño a la clase media), destacó el lugar de los privados y las cooperativas, habló de los planes energético y turístico y anunció una fuerte inversión en General Pico. Las palabras desarrollo, contención, promoción, empleo y solidaridad fueron repetidas una y otra vez.

“La mejor política social es la de generar empleo”, afirmó para mostrar cuál es el norte de su planteo, un objetivo complejo en la situación actual de crisis del país. Por ahora, están los paliativos para la contención social y que a la vez sirven para dar movimiento económico a la provincia. Como indicó el diputado Francisco Torroba, es la idea de un Estado presente, la que es apoyada por la mayoría de las y los pampeanos.

También hizo gestos y mostró apertura, como la actualización de la cuota para quienes tienen viviendas sociales como forma solidaria de devolver el apoyo estatal; la descentralización administrativa; la apelación a la transparencia de los números frente a la sociedad; la lucha contra la violencia de género y la paridad en los ámbitos políticos; o una ley de seguridad más democrática y participativa.

Ziliotto cerró su discurso con la apelación a un Estado moderno y eficiente, de objetivos concretos y herramientas precisas. Casi pareció semejarse a las palabras de Alberto Fernández cuando dijo “somos científicos, no CEOS”. Ese cierre pareció mostrar que se pretende una superación del papel tradicional del Estado pampeano.

Desde la oposición hubo algunas críticas a los planteos del gobernador (ese es el rol de las demás fuerzas políticas) sobre medidas puntuales y hasta de la falta de referencia al campo, un actor central en la economía provincial. No las hubo al programa en general.

Más allá de los planes y acciones que enumeró el gobernador sean un modelo y la realidad es la que manda en política y condiciona cualquier plan que se pretenda lleva adelante, cabe pensar: ¿estamos ante el lanzamiento del Estado peronista 2.0 en La Pampa? Un Estado moderno y eficiente, plantado en el siglo XXI, es la marca que quiere establecer y dejar Ziliotto durante su

gestión. Los lineamientos estuvieron en el discurso, ahora falta concretarlos. La única verdad, finalmente, es la realidad.