El frenesí que embarga a Italia desde principio del 2018 no le da tregua a la política. En marzo de ese año las elecciones del Parlamento, con matices, quedó en manos de diputados y senadores que responden al Partido Democrático (PD), el Movimento Cinque Stelle (M5S) y la Lega, tres tercios, con algunas bancas para minorías como Forza Italia, Fratelli d’Italia, LeU, USEI, etc. La formación de Gobierno se logró no sin complicaciones a través de un frente común entre la Lega y el M5S que catapultó a Giuseppe Conte como Presidente del Consejo de Ministros. Este acuerdo implicó que Matteo Salvini, Secretario Político de la Lega, asuma como Ministro del Interior en tanto que Luigi Di Maio, Capo Gruppo del M5S, asumió el rol de Ministro del Trabajo y la vicepresidencia conjunta con Salvini.

Tras poco más de un año, de la formación de Gobierno, las diferencias entre ambos se dilataron amen del electorado que sustenta a ambas fuerzas políticas que, de un principio, tomó distancia de una alianza gubernativa contra natura por la ascendencia propia de ambas fuerzas políticas. La Lega ensamble político constituida por una derecha xenófoba y euroescéptica en tanto que el M5S un heterogéneo sustento que va desde un sector que comulga con la centro izquierda – muchos desencantados con el PD – y un variopinto sector de personas que se reconocen en ese impreciso universo de los caratulados ‘anti sistema’ [¿Desconformes con la política?]. A las diferencias entre los ‘socios’ políticos se le sumó una serie de competencias que Salvini tomó en desmedro del poder del Presidente Conte, la abierta confrontación con Macron y Merkel los titulares de las dos principales potencias de la Unión Europea: Francia y Alemania sumado a una amenaza en ciernes de intentar seguir los pasos de Inglaterra con el Brexit. Este combo decantó en un distanciamiento que además de generar dificultades en el Ejecutivo activo una presentación de sfiducia (voto en contra) en el Parlamento para con el Premier, por parte de Salvini, que no prosperó ante la renuncia, en el mismo momento, de Conte. Bien cabria la frase “¿Tu también Brutus?” aunque, para este pasaje de la historia política italiana, no se sabría quien traicionó a quien como si estaba claro en el suceso histórico del Imperio Romano que termino con la vida de Julio Cesar.

No obstante fiel a la teoría política ensayada por Maquiavelo que se resume en ‘la política como el arte de lo posible [o de lo imposible]’. Un nuevo capítulo selló, en el mismo momento, un acuerdo entre el Partido Democrático y el M5S que generó la mayoría parlamentaria necesaria y confirmó nuevamente a Giuseppe Conte como Premier. Ese es el marco de convulsión política continua con la radicalización política de la Lega que, junto a Fratelli d’Italia, han comenzado con movilizaciones en el norte de Italia para solicitar el fin de la Legislatura y convocatoria a elecciones anticipadas a la par de que el Partido Democrático sufre una fuerte escisión de la mano del ex – Premier, Matteo Renzi, que conforma Bloque propio en ambas Cámaras y lanzará oficialmente su nuevo partido, ITALIA VIVA, en Florencia la ciudad que lo tuvo como Intendente el próximo 19 de octubre, en el 10º meeting político en la antigua estaciones de trenes la Leopolda . Este plafón político ha generado un gran desconcierto en los italianos que viven fuera de Italia, particularmente, en Argentina que de acuerdo al Anagrafe degli Italiani all’Estero (A.I.R.E.) son 1.007.171 los ciudadanos italianos correspondiendo a nuestra provincia, La Pampa, entre 15.000 y 20.000 personas las que son ciudadanos de pleno derecho. La Historia continua y promete nuevos capítulos de la mano de unos de los países de Europa en los que mas renovación política ha tenido en este ultima década al punto de que la mayoría del staff político italiano no supera el medio siglo de vida descartándose obviamente al Cavaliere, Silvio Berlusconi, que aun sigue vigente con una cuota de incidencia y poder significativo.