La ‘chueca’, disciplina que le da su nombre al suplemento deportivo de LA ARENA, es uno de los deportes más conocidos de los que practicaban los pueblos que vivían en esta región del país antes de la llamada «conquista».

Pero había otros juegos, muchos de ellos prohibidos u ocultados tras la «colonización», y que igualmente lograron mantenerse de generación en generación o fueron recuperados con el paso del tiempo.

Esos deportes, rescatados y revalorizados cada año en nuestra provincia durante la celebración ranquel de la Vuta Travunche Rankül, iban a ser mostrados desde Santa Rosa a todo el país en los «Primeros Juegos Ancestrales y Deportivos de los Pueblos Indígenas de Argentina», que finalmente no pudieron concretarse por la pandemia de coronavirus.

Los juegos, que por primera vez se iban a realizar en el país bajo la organización de las propias comunidades indígenas, iban a convocar a representantes de diferentes regiones argentinas para presentar en la capital pampeana las destrezas de sus pueblos originarios. Además, la oportunidad también iba a servir para definir a los participantes nacionales para el Mundial de Pueblos Indígenas a disputarse en Rio de Janeiro, Brasil.

«El encuentro iba a mostrar los avances de muchos años de trabajos de varias comunidades del país, pero por la pandemia no pudimos concretarlo», resumió ayer María Inés Canuhé, lonko de la comunidad ranquel Willi Antú, que iba a albergar los juegos.

«Desde hace muchos años los ranqueles estamos trabajando en el rescate de nuestros propios juegos ancestrales», destacó Canuhé, y valoró que en este tiempo lograron organizar diferentes acciones con Educación y Cultura de la provincia para llevar estas prácticas a las escuelas. Incluso cinco establecimientos educativos pampeanos iban a mostrar sus conocimientos de estos deportes durante los Juegos Ancestrales.

Canuhé contó que la primera vez que ellos expusieron sus juegos fuera de la provincia fue en un encuentro en Puerto Madryn, captando la atención de diferentes comunidades, especialmente «los juegos a caballo, que son muy vistosos».

A partir de esa experiencia comenzaron a organizarse para hacer un encuentro nacional, que tenía fecha de realización para abril de este año en Santa Rosa, con apoyo del municipio y del Gobierno provincial. «Estaba previsto que vengan 300 representantes de todo el país», dijo Canuhé, y remarcó que sería «preparatorio» de cara a la selección de la delegación para el Mundial de Brasil. Tanto los Juegos Ancestrales nacionales, en La Pampa, como la cita mundial en Rio de Janeiro, fueron pospuestos para cuando la pandemia lo permita.

¿A qué jugaban?
«El más conocido acá es la ‘chueca’, justamente por el sector deportivo del diario», señala la lonko ranquel al referirse a cuáles eran los juegos que practicaban los pueblos que vivían en esta región del país antes de la conquista.

Originalmente denominado ‘palín’, los españoles lo rebautizaron como ‘chueca’ por la similitud con un juego peninsular. Era una especie del hockey actual, que se practicaba con una vara de madera y una bola (pali) revestida en cuero. Se paraban dos equipos enfrentados, con la bola en el medio, y tenían que llevarla hasta la línea de fondo contraria. Además de practicarse en las comunidades ranqueles, también es habitual en el pueblo mapuche.

«Con la colonización se prohibieron muchos juegos, pero una de las prácticas que se mantuvo era la de las ‘boleadas’, que hoy se sigue haciendo con las boleadoras», explicó Canuhé con relación a otra de las disciplinas de los ranqueles.

Otro de los deportes originarios del pueblo ranquel es el ‘nuvan kullin’, que recrea una cacería de animales a través de las ponchadas: el juego es una especie de mancha a caballo que consiste en quitarle el poncho al otro jinete. «Como puede ser un poco peligroso, nosotros reemplazamos el poncho por fajas y así lo jugamos. A mí me lo enseñaron cuando era chica, yo se lo enseñé a mis hijos y ellos lo siguen jugando. Es justamente una de las disciplinas que mostramos en Puerto Madryn», comentó.

Las ‘carreras en cuero’ también formaban parte de las tradiciones deportivas ranqueles. Se jugaba en parejas: un jinete sobre un caballo llevaba atado a su recado una soga con la que arrastraba un cuero, en el que iba sentado su compañero. La pareja que llegaba a la meta en primer lugar se quedaba con el triunfo.

Las tradicionales ‘cinchadas’ a caballo también vienen de aquellos tiempos, al igual que el ‘lonkoteo’, que es una especie de lucha mano a mano pero en la que los participantes sólo pueden agarrarse del cabello del rival para intentar derribarlo.

«Son prácticas que hemos ido rescatando y en algunos casos adaptando para poder practicarlas hoy. Incluso hemos podido descubrir que la ‘payana’ es otro de los juegos que se hacía en las comunidades. Y después de la llegada de los españoles también empezaron a realizarse juegos con naipes», reveló Canuhé.

«Lo bueno es que con un trabajo de hormiga se logró que en diferentes ámbitos, como en Educación, se sumen contenidos de los pueblos indígenas y se puedan valorizar estas culturas», cerró la lonko de la comunidad Willi Antú, que para 2021 espera poder organizar en Santa Rosa los Primeros Juegos Ancestrales y Deportivos de los Pueblos Indígenas de Argentina.

“El comienzo del genocidio”
Al conmemorarse el 12 de octubre el “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”, María Inés Canuhé dijo que esa terminología es “muy suave” para denominar lo que ocurrió a partir de esa fecha de 1492. “Yo digo que es el día del comienzo del genocidio de América”, señaló la loko de la comunidad ranquel Willi Antú. En ese sentido, destacó que “del dicho al hecho hay mucho trecho”, porque “si hubiera una diversidad cultural” habría, entre otras cosas, “escuelas de gestión indígena”.