Por Norberto G. Asquini

La primera semana de junio fue puro hecho político, y mediático, en torno al gobernador Sergio Ziliotto. Días que estuvieron cargados de hechos que le dieron un nuevo empuje a la gestión ziliottista. Y cruces que están mostrando cómo se viene la nueva fase política, en paralelo al paso de la cuarentena obligatoria a la fase de distanciamiento social. Se relaja la cuarentena, se tensiona la política.

Porteños, el dedo y los enojados

Veamos el in crescendo de los días. El lunes 6 Ziliotto tiró la frase “lamentablemente a la Argentina que trabaja le sobran muchos porteños”, que terminó estallando en todos los medios nacionales. Y cómo. Fue una defensa al gobierno del presidente Alberto Fernández y de las políticas sanitarias que se aplican frente a las críticas atravesadas por fantasmas macartistas y teorías conspirativas.

¿Polémico? ¿Desafortunado? Cierto que la frase sonó dura dicha por quien ostentan una investidura institucional, pero fue también una señal de peronismo explícito que le apuntó al corazón mismo del macrismo. La declaración iba a doler a quien le tocara. Ziliotto fue tendencia nacional, buscara o no ese efecto.

La frase recibió el reproche del macrismo. Las redes, desde ese lado de la grieta, se llenaron de comentarios como “a la gente que trabaja, le sobra el peronismo” y el antiperonismo se regocijó con las antifrases que lanzaron sus usinas, como el periodista y armador de operaciones anti K Diego Cabot. El domingo quedó en evidencia hasta dónde llegó el dedo de Ziliotto en el ojo de la oposición. Las usinas de los medios concentrados apuntaron los cañones. Un editorial de La Nación se desató sobre el mandatario a quien acusó de buscar sus quince minutos de fama. Otra columna de Alejandro Borensztein, en Clarín, dijo que compitió en el “Campeonato Nacional de Pelotudos”. Las desaforadas manifestaciones en lugares centrales de los dos medios críticos al gobierno de Alberto Fernández, mostraron la profundidad que tuvieron las palabras en el establishment mediático.

Ziliotto golpeó también con su declaración a los militantes de la grieta que habían acuñado la palabra “infectadura”. El uso del término “dictadura” por el no peronismo, y usado hasta por sectores que miran con simpatía esa etapa oscura de la historia argentina, es un argumento más sofisticado de los ataques anticuarentena. Si no se puede pegar al gobierno por el lado sanitario, se ataca por las “libertades” que según estos sectores son avasalladas por el confinamiento y el aprovechamiento que se haría de esta situación en beneficio del presidente.

Semana para mostrar y mostrarse

La semana le sirvió a Ziliotto para mostrar y para mostrarse. Las políticas de prevención pampeanas fueron un éxito comparadas con las de otras jurisdicciones y esto se hace notar en el nivel de aprobación de la imagen del gobernador, consideración realizada por una consultora nacional.

El martes 2 estuvo en La Pampa el gobernador Alberto Rodríguez Saá para firmar un acuerdo, darle un espaldarazo al “modelo pampeano” al vincular su provincia con el BLP y dejar asentado el alcance que tuvieron las medidas sanitarias en ambas jurisdicciones. Todo un acto simbólico.

El jueves 4, previo a la visita del presidente Fernández a Santa Rosa, se conoció que Nación hizo caer la resolución del macrismo sobre Portezuelo del Viento que le daba vía libre a Mendoza en continuar los despojos hídricos y que convocaba a los gobernadores de la cuenca del Río Colorado (Coirco). Al día siguiente se le dio justa dimensión a ese acto: el gobierno nacional respaldó los derechos de La Pampa.

Y el viernes 5 llegó Alberto Fernández, que ya había visitado otras provincias, y que significó un nuevo respaldo a la gestión ziliottista. Estas giras presidenciales al interior del país, a provincias peronistas, llegan cargadas con anuncios de obras y con visitas a empresas, y tienen la intención de mostrar la reactivación poscuarentena, hacerle un guiño a los mandatarios provinciales y mostrar más federalismo después de tantas fotos con los gobernantes del AMBA.

Dardos opositores

En la disputa política que comenzó nuevamente a tomar forma, el macrismo supo tener más cuerpo y dar una pelea más ideológica que los radicales. Presentó un proyecto contra los hechos de violencia policial en distintas provincias durante el tiempo de la cuarentena obligatoria (esa política del ataque y contrataque contra el peronismo tiene memoria corta: pide por los abusos policiales el mismo sector que aplaudía a la ministra Bullrich y su doctrina Chocobar). También recordaron la sucesión de cuatro condenas a jefe comunales actuales y pasados del PJ por el uso de facturas truchas.

La única reacción visible que tuvieron los radicales fue pedir que el presidente cumpliera un protocolo cuando ingresara a la provincia. Muy flojo. Igualmente, no se puede encasillar a todas y todos los radicales como conjunto, ya que hubo manifestaciones en contra del pedido del presidente del partido. Están quienes hablan, y están quienes gobiernan en la oposición, fue uno de los mensajes que dejó un dirigente de Acha molesto por la salida del titular partidario.

Ziliotto tuvo una de sus mejores semanas políticas. Hasta el más opositor se dio cuenta. Ser blanco de los principales medios críticos al gobierno nacional también le suma. La cuarentena se está relajando y vuelve la política de la trinchera.