Carlos Scolari afirma que cada generación se reconoce en un hecho histórico que la marca de por vida, y la Generación Z está viviendo su propio 11S con la pandemia de COVID-19. Algunas cosas nunca volverán a ser como antes a nivel mundial y nacional, y ya lo estamos viviendo. ¿En qué afectará a La Pampa estos cambios?

Por Norberto G. Asquini

La rápida propagación de la pandemia vino a reforzar el poder de los Estados al tiempo que anuncia cambios en la globalización y el capitalismo, de los que emergerán cambios sustanciales en la geopolítica mundial. La pandemia generará transformaciones, que no son sencillas de imaginar, pero que están ocurriendo.

La historiadora Anne Applebaum afirma que esta crisis representa “una gran ruptura, el sistema mundial tal como lo conocemos está dejando de funcionar en estos momentos y cuando se ponga en marcha de nuevo será muy diferente”. Muchos se preguntan si el coronavirus, así como trastoca la geopolítica internacional, planteará una crisis de cómo vemos el mundo. Porque para enfrentar a la nueva peste debimos cambiar drásticamente nuestra forma de hacer casi todo lo que hacemos: cómo trabajamos, compramos, controlamos nuestra salud, educamos a nuestros hijos y nos cuidamos. Todavía no somos conscientes de que nada volverá a ser igual después de unas semanas y de que algunas cosas nunca volverán a ser como antes.

La evolución tecnológica

La sociedad coevoluciona junto a los cambios tecnológicos, y los cambios que estamos viviendo en estos días, tanto a nivel de protección personal como colectivos dejarán su huella en nuestros comportamientos individuales y grupales.

Esos cambios los vivimos a diario y acá mismo en La Pampa. En el ámbito educativo, se observa la clara manifestación de que la educación on line (sobre todo la implementada a “golpe y porrazo”, en todos los niveles) no se trata solo de una mera transformación técnica. Cada actor está haciendo lo que puede, compartiendo ideas y herramientas, mientras los alumnos y estudiantes de todos los niveles se ahogan en un montón de tareas y deberes que no saben cómo organizar. Desde la primaria a la Universidad.

A esas brechas escolares se le sumaron nuevas desigualdades en términos de tecnología y conectividad. Hay niños y niñas que no cuentan con una computadora o un smartphone; hay otros que tienen dispositivos digitales, pero no saben utilizar plataformas.

La tecnología dejó de tener un uso recreativo para muchos para convertirse en una herramienta. Cuando asumió, el gobernador Sergio Ziliotto afirmó que iba a hacer una gestión “moderna y eficiente”. El gobierno provincial había dado ya un salto en los últimos años en materia comunicacional al hacer un mayor empleo de las redes sociales en su estrategia política. Ahora se pensaba en profundizar en materia de digitalización del Estado y conectividad en la sociedad. Pero llegó la pandemia que apura todo.

Habrá un nuevo salto social en la era digital. Con el aislamiento social estalló la adopción de nuevas herramientas y el mayor uso de internet, que tuvo una buena respuesta en la red

provincial de fibra óptica ante el brusco incremento del consumo. Se descubrieron herramientas como el zoom para mantener cualquier tipo de reunión, los medios digitales explotaron en sus visitas y consultas desde la cuarentena obligatoria profundizando la tendencia de opacar a los tradicionales, las redes sociales aceleraron, para bien y para mal, la dinámica de los hechos y de la información/desinformación.

El Estado, y todo lo demás

El Estado fue reubicado por la pandemia en el centro de la escena internacional. Es el gran protagonista de la respuesta a la crisis, distribuyendo cheques en EEUU, renacionalizando los sistemas de salud en Europa, controlando sanitariamente dentro y fuera de sus fronteras como China, colocando barreras en algún pueblo de La Pampa, salvando las distancias y diferencias. Los gobiernos en nuestro país son a la vez frágiles y fuertes. Porque las herramientas que tienen para combatir la crisis pueden resultar pocas, pero igualmente ha mostrado capacidad de acción y alinear a gran parte de la población detrás suyo.

Ese protagonismo excesivo tendrá su correlato a futuro. Habrá seguramente un Estado más activo en todos los niveles. El desplazamiento de muchas operaciones de la administración hacia el ámbito online es algo que va a suceder, y se deberá dar respuesta en materia de mayor eficiencia.

La mayor presencia de las fuerzas de seguridad en las calles plantea interrogantes. Cuando la gente teme a la muerte o a una pandemia está dispuesta a ceder poderes al Estado, a ceder libertad a cambio de seguridad. La pregunta es cuánto y cómo los Estados van a utilizar esa posibilidad.

Tal vez en lo económico será el mayor desafío. Los gobiernos nacionales y provinciales han tomado diversas medidas con el objetivo de paliar los efectos negativos de la cuarentena obligatoria en los sectores más vulnerables mientras se sobrelleva la pandemia. Hay, y habrá, una redistribución de ingresos producto de esta crisis que se suma a la otra crisis, la que ya estábamos atravesando.

Esta crisis sanitaria, sin precedentes en la historia reciente, muestra la importancia de generar pisos de protección social fuertes, indica un informe del CIPPEC. Habrá que ver cómo lo enfrentarán los gobiernos, ya que Argentina deberá hacerlo con la mochila de los años recesivos anteriores y tiene menos margen de maniobra que otros países.

Apenas se comienza a entrever cómo será el mundo después de la pandemia. Scolari afirma, con fundamentos, que “como después del 11S, la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo cambiará de manera irreversible. La sensación general y compartida es que, para bien o para mal, nada volverá ser como antes”. Quedamos avisados.