Por Norberto G. Asquini

Dispersos en sus adhesiones políticas, pero unidos con la camiseta celeste. Ese es el panorama de la política del sector evangélico en La Pampa, en el que encontramos distintos grupos protestantes, pentecostales y pospentecostales, si bien las dos últimos son los más activos en la arena pública.

En las últimas semanas los evangélicos comenzaron a movilizarse nuevamente en oposición del proyecto del gobierno nacional para legalizar el aborto que ingresó al Congreso. En eso hay unanimidad.

Donde el bloque se fragmenta y pierde peso específico es cuando se habla de política. Si bien los medios pampeanos dieron a conocer este año que una de las expresiones políticas actuales de los evangélicos es UNO (Una Nueva Oportunidad) con pastores de nueve provincias y vinculado a Cambiemos, también tenemos a otros partidos de raíz confesional en marcha. Por mencionar, están Valores para mi País y Gobernar Bien, al que parece acercarse el pampeano Pueblo Nuevo. Desde la Alianza Cristina de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), su presidente Rubén Proietti, aclaró que son varias las expresiones político partidarias dentro del sector. Aciera ha tendido a proponer una posición política apartidaria.

En La Pampa, como reflejo de lo que ocurrió en el país, los evangélicos se convirtieron en un actor político en los últimos años. El número de iglesias evangélicas ha ido en aumento: creció un 18% en diez años, pasando de 241 en 2011 a 284 en 2020, según el Registro Nacional de Cultos. Varias con redes en muchos lugares de la provincia: la Iglesia Evangélica Pentecostal Argentina tiene 22 filiares repartidas en el territorio provincial, la Asociación Evangélica Asamblea de Dios 18; la Iglesia Biblia Abierta Misión Sudamericana 18; la Unión de las Asambleas de Dios 18; la Federación Asamblea Cristiana 15; y la Asociación de los Testigos de Jehova 14, por nombrar las más populosas.

Qué pasa en La Pampa

El despliegue público de las iglesias evangélicas, mayormente pentecostales, se observó en la política directa en las manifestaciones en contra de proyectos de ley que amplíen derechos en materia de género, como la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), el matrimonio igualitario o el debate por la legalización del aborto. En estos temas han establecido alianzas con sectores católicos. Esto visibilizó fuertemente su presencia como sector social con capacidad de presión en las calles.

Hay un peso creciente de los evangélicos en la política argentina, aunque sus intentos partidarios-confesionales se han visto frustrados. En nuestra provincia, por ejemplo, luego de la movilización de 2018 el “voto celeste” trató de ser capitalizado por el partido evangélico Pueblo Nuevo y el derechista Comunidad Organizada. Ambos hicieron campaña explícita contra el “verde” Frejupa, cuyos legisladores habían apoyado la ley de despenalización del aborto que finalmente no salió. De hecho, en varios sectores de la oposición el análisis electoral pasó por tratar de incluir algún sector evangélico, porque consideraban que eran votos cautivos de los pastores. Pero en las elecciones de 2019 los números mostraron que el electorado le dio la espalda a estas opciones partidarias. De hecho, se votó al Frejupa con la misma o más intensidad que en otras elecciones, en los tres comicios de 2019 tanto provinciales como nacionales. Y así como el ex concejal santarroseño Roberto Torres pasó a Juntos por el Cambio, y luego a UNO; el ex diputado Daniel Robledo se alejó de su alianza con el PJ para presentarse con Pueblo Nuevo y se lo ha visto este año cerca de Gobernar Bien; en el gobierno provincial continúa Ramón Gómez como subsecretario de Culto.

Meterse en política

La socióloga María Pilar García Bossio indica que hay una intención mayor que en el pasado de “meterse en política” o a manifestarse públicamente para defender posiciones, pero esto no quiere decir que sus fieles actúen de forma monolítica en términos de participación política, ni que se pueda identificar a las iglesias pentecostales con una única opción partidaria.

El antropólogo y sociólogo Pablo Semán completa: “Es imposible afirmar la existencia de un voto confesional en el caso de los evangélicos. No solo se trata de que la identidad religiosa no genere automáticamente una identidad política. El hecho de que no haya instancias de unificación institucional y la propia dinámica de los grupos evangélicos, competitiva y sometida a múltiples posibilidades de fraccionamiento, hacen que algunos emprendimientos políticos que apelan a la identidad religiosa tengan efectos muy distantes del buscado”.

Por ahora, el celeste moviliza, pero hasta por ahí nomás. En La Pampa no hay lugar para partidos confesionales.