– Por Norberto G. Asquini – 

El peronismo pampeano ya está subido a la “Operación Alambrar”: desdoblamiento electoral, unidad frente a la pelea nacional y despegarse de cualquier referencia nacional. Escaparle al efecto arrastre. Refugiarse en las fortalezas de las gestiones locales para evitar el contagio de la crisis en la que está sumergido el peronismo nacional.

La Línea Plural en La Pampa ha sabido atrincherarse en la provincia para evitar las esquirlas nacionales, como ocurrió en 2017. O subirse a la ola política de turno cuando le era favorable, como en 2019. Ahora más que nunca el plan es replegarse. El gobernador Sergio Ziliotto y el conductor de la Línea Plural, Carlos Verna, seguirán la sugerencia del manual vernista de atajar en el Meridiano V las crisis que no pudieron solucionar quienes tenían que hacerlo. La inminencia de los tiempos electorales hace que se vaya abriendo el paraguas.

El peronismo pampeano tiene varios activos para afrontar 2023: la fortaleza de la Línea Plural y un liderazgo (Verna en lo político, Ziliotto en el gobierno); la buena imagen del gobernador, candidato natural; la reelección que marca un rumbo; la unidad interna como un credo compartido por todos los sectores; y el proyecto de provincia vigente (apoyo y fomento productivo, obras en marcha, respaldo a los municipios a pesar de la crisis, contención social).

La estrategia tampoco es una novedad. Es una tendencia actual en el peronismo, que se repliega hacia las provincias y los municipios. El PJ resistirá el 2023 en las provincias. Los gobernadores lo tienen claro: en el territorio es donde quedará de pie el peronismo, conteniendo la pelea de dirigentes en Buenos Aires. En los últimos días hubo una seguidilla de funcionarios nacionales (Juan Manzur de Tucumán, Juan Zabaleta de Hurlingham, Jorge Ferraresi de Avellaneda) que renunciaron o ya avisaron que no seguirán, para volver a sus territorios a afrontar las elecciones. Axel Kicillof también puso en marcha su plan para retener la gobernación sin pensar qué ocurra con Nación.

El panorama nacional al que se enfrentan no puede ser más desolador. La crisis económica ya es bien conocida, con una inflación imparable y sueldos que se licúan. En lo político, un peronismo, sin candidato firme, que ya se resigna a que se pierden las elecciones en 2023. El gobierno nacional debilitado con una imagen negativa entre 64 y 74 por ciento, de las más altas. El presidente Alberto Fernández sufre el vaciamiento de poder. La interna está desatada y ya no se esconde. No hay proyecto nacional viable y la única que queda es confiar en la suerte del plan del superministro Sergio Massa.

En fin, la “Operación Alambrar” es la única opción viable frente al desastre nacional.