– Por Norberto G. Asquini –

¿Cómo definen las y los diferentes actores de la política pampeana el momento actual? Incierto. Esa es la calificación que usan casi todas y todos, a la espera de alguna definición en un presente de incertidumbres. En ese escenario, es que tantean qué hacer de cara a 2023, cómo empezar a moverse en ese mar de incógnitas para tener un lugar en las listas cuando lleguen las elecciones.

En una columna anterior hablamos de los que aguardan y de los inquietos. En La Pampa, la definición central es si el gobernador Sergio Ziliotto irá por la reelección. El anuncio, que muchos dan por seguro, configurará al peronismo y a la oposición. Pero fiel discípulo de Carlos Verna, Ziliotto aguanta las presiones y hablará cuando él quiera, y lo que él quiera. Hay algunos que igualmente tratan de apurarlo con sus declaraciones, lo hizo el ex senador Daniel Lovera, también el ex gobernador Rubén Marín. Piden que “haga política”. También quieren definiciones los intendentes cada vez que visita un pueblo, reciben como respuesta un “todavía falta, ahora es tiempo de gestionar”. La impaciencia empieza a acorralar a muchos.

Están quienes buscan alguna certeza, que no la hay, en las oficinas del conductor de la línea Plural en General Pico. El despacho de Verna parece haber sido rebautizado, ante la cantidad de visitas que tiene, como la “Puerta de Hierro” pampeana, al referirse al refugio del general Perón en Madrid en sus años de exilio español. Se habla, pero no se actúa.

El efecto Massa

Pero, ¿por qué Ziliotto no mueve? El gobernador espera saber qué pasará con la gestión del “superministro” Sergio Massa, congela así la interna del PJ hasta fin de año y mantiene desorganizada a la oposición. El día que firme el decreto del desdoblamiento, ahí empezará 2023.

Vamos al primer punto. El efecto Massa produjo una reconfiguración del escenario político a nivel nacional, que se convulsionó con el ascenso del tigrense. Gabriela Pepe, periodista que conoce bien al peronismo, resumen bien el momento: “Un presidente desempoderado. Una vice culposa. El socio menor, en uso de la lapicera. El gobierno de Todos 2022, reinventado a la fuerza para salvarse”.

“Si esto sale bien, lo capitalizará Sergio. Si sale mal, igual ya estaba todo perdido. El Frente de Todos estaba en la oscuridad más absoluta y ahora, al menos, tiene una luz”, detalla Pepe lo que le dijo uno de sus interlocutores.

José Natanson explica en Le Monde que el clima de mini-refundacionismo que se respira en estos días es la última oportunidad del gobierno del Frente de Todos. Y para reconstruir su relación con la sociedad y reordenar al peronismo hay un solo camino: mostrar, y rápido, resultados.

En ese clima, la oposición pasó de pedir elecciones anticipadas al temor por un peronismo que vuelve a la carrera, indica Gabriel Slavinsky.

El uno y la interna

En el peronismo hay quienes ya están en carrera y hacen sus movimientos porque hay que llegar lo mejor armados a diciembre. A pesar de las presiones a Ziliotto, hay consensos en torno a la unidad, y a la unidad en torno al único candidato que es Ziliotto. No hay margen para la aventura. “Ganamos todos, o no gana ninguno”, indica un dirigente consultado.

Los tironeos van a existir, porque son parte de la política. Es parte de los movimientos tácticos, si aplicamos el manual Perón. Se pueden observar de manera explícita por estos días en Santa Rosa. La capital es distinta al resto de la provincia. Gobierna La Cámpora con Luciano Di Nápoli, que buscará la reelección, pero coexisten distintos sectores. El kirchnerismo tiene base en la ciudad, pero no está solo. Un escenario muy distinto a la hegemonía vernista en General Pico, y donde el antikichnerismo es palpable, como ocurre en otros puntos de la provincia.

En la capital varios sectores, entre los que está el marinismo y el NEP, comenzaron a juntarse para apurar con la posibilidad de una candidatura a intendente que le haga fuerza a La Cámpora. Hablan de que el de Di Nápoli es un gobierno cerrado, una acusación sobre sus prácticas políticas que lleva como lastre el sector. La Cámpora está segura de que renovará la intendencia en 2023, pero por las dudas empezó a moverse. En los últimos días se lo empezó a ver al intendente en actividades públicas en los barrios, donde no se lo veía muy seguido.

En el resto de la provincia, hay reuniones políticas cruzadas (el marinismo en Victorica, La Cámpora en General Pico durante el fin de semana, Identidad Peronista sigue haciéndose ver). Hasta el Frente Renovador, ahora con el efecto Massa, tira líneas. Todos quieren la vicegobernación.

La oposición, explotada de candidaturas

Pero también en esto juega la oposición. La situación de crisis a nivel nacional y el resultado de 2021 llevó a que se disparasen las posibles precandidaturas ante las expectativas de llegar a disputarle la provincia al PJ por primera vez. Si en el peronismo se espera por Ziliotto y se piensa en el uno para cerrar filas, en el Juntos por el Cambio pampeano la estrategia es el todos. No lo dicen todos en público, pero sus principales dirigentes están en carrera. Por el lado del PRO, está Martín Maquieyra, y por el radicalismo se anotan el senador Daniel Kroneberger (avisó que podía ser y ahora dice que no es tiempo), el ex senador Juan Carlos Marino (apuró los tiempos sabiendo que sale de atrás), el diputado Francisco Torroba, y hasta los celestes tienen pretensiones.

Pero también en el interior están quienes se anotan para la local. “Esto antes no pasaba, antes querían ser todos diputados, ahora quieren ser todos gobernadores porque hay posibilidades. En los pueblos donde antes no había postulante, ahora hay más de uno”, indicó un dirigente radical consultado.

Se tendrá que ver cómo se resuelve en Juntos por el Cambio esta situación. Para algunos, esta explosión de las candidaturas fomenta el internismo; para otros muchos candidatos hacen más fuerte a la alianza que si hubiera uno solo.