Escultura güemes

El artesano doblense Darío Bocquet realizó una escultura del prócer argentino Martín Miguel de Güemes. La imagen quedó retratada en un pino seco de la plaza de Miguel Riglos. “Fue un desafío grande”, afirmó.

“Es verdad que Martín Miguel de Güemes no fue retratado en vida, ni al óleo ni al lápiz… El no haber posado para que se le pintara pudo haber respondido a múltiples y variadas causas, o circunstancias, todas conjeturales o meras suposiciones, tales como el hecho de haber vivido nada más que escasos 36 años (nació en 1785 y falleció en 1821)”, escribió el historiador salteño Rogelio Wenceslao Saravia Toledo.

De los 36 años, “pasó su infancia en Salta y su adolescencia en Buenos Aires, regresando recién en 1809, a los 24 años de edad, a su ciudad natal para emprender poco tiempo después de lleno, sin pausa ni descanso, su afanosa y heroica gesta de la lucha por la liberación del dominio español, lapso vital este de azarosos escasos 12 años transcurridos entre batallas y ajetreos políticos que, obviamente, no le dejaron resquicio de tiempo alguno ni sosiego para someterse a la tediosa tarea de posar para un retrato o tal vez porque pensó que ya habría oportunidades en el futuro o quizá no le interesaba”, agregó.

Según cuenta el historiador, para la confección del primer retrato se utilizó la imagen de sus contemporáneos y familiares. Por aquellos años de 1876 se le parecían sus hijos don Martín del Milagro Güemes Puch y don Luis Güemes Puch, como así también, don Carlos Murua Figueroa que era sobrino nieto del prócer.

Desafío.

Tras realizar la escultura de las abejas en Doblas, Darío Bocquet fue convocado por la municipalidad de Miguel Riglos para retratar la imagen del prócer de la independencia sobre un pino seco. Pero el artesano se encontró con un problema: “No había un rostro definido del prócer. Tenía diez fotos y todas eran diferentes”.

“Me puse a leer su historia y entendí que no se dejaba retratar y que el rostro para el cuadro fue aportado por la familia. Es por eso que traté de unificar todas las imágenes; tuve que estudiar mucho ya siendo adulto”, dijo entre risas en diálogo con LA ARENA.

Contó que en Riglos “la plaza principal tiene un monumento a San Martín, a las Islas Malvinas y sentían que faltaba otro prócer”. Tal como sucedió en Doblas, había un pino seco y con el objetivo de “darle una segunda oportunidad” decidieron tallarlo con la escultura. “Primero les dije que desgajen el pino a unos siete metros de altura, por eso cortaron la copa y cuando fui desgajé las otras ramas. Dejé el tronco para tallar y decidí realizar la imagen completa del prócer, más problema para mí…”, relató.

“Fue un desafío grande y complicado porque era una persona entera. En cambio, en la escultura de Doblas si la abeja no salía bien, podía hacer otra en el lado contrario”, afirmó y especificó que finalmente el tronco tiene “una altura de cuatro metros y la figura de Güemes 1,90 metros”.

Darío calculaba terminar la escultura en cinco días, pero “por el tiempo se extendió a 20”. Es por ello que decidió instalarse en la localidad con su motorhome. Mientras realizaba su trabajo, “los vecinos estaban chochos. Todos los que pasaban me decían que iba lindo y cuando estaba más avanzado pasó un muchacho en auto y me gritó ‘está quedando espectacular’. Siempre llama la atención una obra en un árbol y no hay una escultura así de Güemes en La Pampa”.

De acá a fin de año, el artesano tiene varias propuestas en distintas localidades pampeanas. Pero también tiene pensado llevar su arte a otras provincias y países porque quiere comenzar el 2024 cumpliendo su sueño: viajar con su motorhome, en primer lugar, hacia Ushuaia y luego a Alaska.