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Por Norberto G. Asquini

La decisión del ex gobernador Carlos Verna de no ser candidato a senador en estas elecciones legislativas marca una vez más el cierre de un ciclo y lo que parece el comienzo de otro, como veníamos planteando desde 2019 desde esta columna.

Es el cierre de la Generación del 83 en La Pampa, aquellos dirigentes políticos del peronismo que llegaron al gobierno con el regreso de la democracia tras la dictadura cívico militar y que se mantuvieron hasta el siglo XXI. Rubén Marín, el conductor de la etapa 1983-2003 dejó la presidencia del PJ este año.

Verna, de 75 años, un actor central en la política pampeana desde 2003 hasta la actualidad, decidió no ser candidato. El tercero que llegó también a ser gobernador por dos períodos en ese siglo, ya retirado hace años, fue Oscar Mario Jorge, aunque con menos vuelo.

El anuncio de Verna era esperado en las últimas semanas por su estado de salud, pero surgía la duda ya que siempre fue un jugador impredecible y era considerado el actor central en el ordenamiento del PJ.

Ahora, como indican desde Casa de Gobierno, no es que se vaya a retirar de la política, pero se va a resguardar. El anunció es también una transferencia de poder. Aunque Verna continúa siendo referencia del peronismo pampeano y principal consultor de funcionarios, intendentes y dirigentes.

El que no quiera ser candidato deja el lugar principal del poder, lo transfiere automáticamente, al gobernador Sergio Ziliotto, en esa sociedad compartida con tuvieron que construir en 2019.

Con la frase “no tengo candidato” allanó además cualquier camino para que sea Ziliotto el que finalmente unja el primer lugar de la boleta de senador. Si en 2019 hablamos de un nuevo ciclo pos Generación del 83, el escenario actual lo va confirmando.

Es la primera transición que se hace de liderazgos sin desgarros internos. Casi naturalmente entre dos dirigentes. Primero del cargo y luego del poder.

Una característica propia de Verna, dijimos, fue ser impredecible, dejando siempre grandes anuncios como fueron el bajarse de una reelección en 2007, convocar a su principal adversario interno a la unidad de un momento para otro o directamente renunciar a la candidatura a gobernador en 2011.

El anuncio de este sábado, seguido en la radio y en las redes sociales por casi toda la dirigencia peronista, estuvo a la medida. El conductor se corrió del lugar central en esta elección. En algún momento se escribió que el ex gobernador fue cultor del poder “puro y duro”.

En ese marco, no se le iba a escapar que frente a su salud, era mejor dar un paso al costado. No es un retiro, simplemente un corrimiento del lugar central de la escena.

Sigue abriéndose camino así un nuevo ciclo que comenzó con la gobernación de Ziliotto y una generación de dirigentes del peronismo con una visión Siglo XXI y nuevas prácticas.