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Ana Afonso obtuvo su jubilación como enfermera del sistema de salud provincial hace 8 meses. Sin embargo su instinto de solidaridad hacía el prójimo se mantiene intacto.

Ayer, al momento de terminar su almuerzo, Ana escuchó gritos desesperantes que provenían de la casa de una vecina del frente. Sin saber lo que pasaba, y pensando en que la mujer estaba siendo atacada, quizás en una situación de violencia de género, Ana decidió cruzar la calle para salir en defensa de su vecina.

Pero el panorama con el que se encontró fue totalmente distinto al que había imaginado; una mujer gritaba desesperadamente con su hijito de 1 año y 3 meses desvanecido en sus brazos, “estaba prácticamente sin vida, no respiraba y estaba totalmente empapado. La mamá lo había sacado de la pileta”, contó la enfermera.

El niño había caído a la pileta que su familia tiene en el patio de la casa. Su mamá preparaba el almuerzo y se aprestaba para ir a su trabajo.

Ante este cuadro, y con la actitud y pericia sobre las emergencias, Ana tomó al niño y le practicó maniobras de reanimación. Se dio cuenta que el bebé necesitaba de atención hospitalaria de forma urgente, y por eso fue por su auto, lo subió y manejó a toda velocidad hasta el hospital.

“Entré a la guardia como si fuera mi casa, porque en realidad el hospital sigue siendo mi casa. Grité para que me auxilien y le puse oxigeno” cuenta la heroica mujer.

Para ese entonces el nene ya había despedido gran cantidad de agua. “Gracias a Dios tengo la alegría que el chiquito sobrevivió. Fue terrible, te juro que me quería morir” dice “Anita”, con la voz quebrada de emoción.

El bebé pasó la noche al cuidado del personal del hospital local y se recupera favorablemente. “Se está recuperando bien. Anoche fui a verlo y no lo podía creer. Dios estaba ahí” dice agradecida del supremo.

Gracias a él también, Ana estuvo en el lugar y momento oportuno para que hoy la historia que se cuenta tenga un final feliz, y que seguramente será recordado por ese niño durante toda su vida.

“Dios pone las cosas en su lugar” reflexiona Ana Afonso, con sus lágrimas a punto de salir.

Foto: Momento en que se jubila a Ana Afonso y es distinguida por el Director Maximiliano Bauer (Facebook de Lorena Koaistra)