– Por Norberto G. Asquini – 

Las PASO son la gran encuesta pensando en las generales (las que valen) de octubre. Y este domingo venían con la carga de la incertidumbre generalizada por lo que podía pasar. Hasta que se abrieron las urnas. Y llegó el cachetazo que las dos coaliciones pampeanas no esperaban: la “ola” Milei.

Como habíamos indicado en esta columna, había un “voto fantasma” potencial hacia el libertario que no registraban las encuestas (esas de las que desconfiamos pero que son la única guía entre tanta nebulosa social). Pero cualquier pronóstico falló. Y no solo en la provincia, en todo el país.

Por supuesto que hubo resultados esperables, pero la gran sorpresa fue el voto libertario. Un “cisne negro” en la política local, ese fenómeno que una vez producido, uno se dice iba a suceder aunque no lo hubiéramos previsto. Ese fenómeno parecía circunscribirse a las grandes ciudades y que no había podido penetrar en el interior. La dirigencia local podía advertir igualmente que tenía apoyos, pero nunca le dio credibilidad. El periodismo se ató a lo que decían las usinas de las dos coaliciones principales y también lo miró de soslayo.

Mientras tanto, fue creciendo, de la mano del hartazgo social por la situación económica y una dirigencia que, peronista o no peronista, no terminaba de convencer a un gran parte de la sociedad. Durante toda la jornada del domingo los fiscales que hacían los punteos de votos y quienes hacían cálculos “a ojito” de las boletas se asombraban de la cantidad de apoyos que recibía el ultraliberal. Un respaldo fruto de un votante espontáneo, empujado por la bronca, que lo vota sin estructura detrás que lo movilice y agitado por las redes sociales. Un voto que es toda una señal de alerta para los partidos tradicionales que dejaron avanzar ese fenómeno de la derecha argentina por su incapacidad de brindar soluciones a los problemas de la gente. Un voto que tampoco se lo puede adjudicar nadie en la provincia, salvo a Milei.

Igualmente hay que señalar algo: como se dio la gran sorpresa con esta irrupción, también están las permanencias. El “voto castigo” a la “casta política” que representa Milei tiene una lectura nacional. Es ajeno a lo que vota después la gente cuando tiene que elegir a sus gobernantes provinciales y municipales. El gobernador Sergio Ziliotto en mayo había obtenido el 47% de los votos, y si bien pudo haber algún punto más de ausentismo o voto en blanco que mostraran cierta disconformidad, no se registró ese voto bronca en la provincial con la contundencia de este domingo.

Ahora, la lectura local

En cuanto a las listas de diputados de La Pampa, sus chances habían quedado atadas a los apoyos que recibieran las candidaturas presidenciales, que se llevaban todo el interés. Juntos por el Cambio con una interna competitiva sacó más votos (aunque no fue por una gran diferencia), y el peronismo tuvo el candidato más votado. En esto se mantuvo la lógica provincial. Pero se debe tener en cuenta que la irrupción de Milei “aplastó” también los votos a las boletas locales, casi un 50% votó en blanco esa categoría.

La otra sorpresa de la tarde, empañada por el efecto Milei, fue el triunfo de Patricia Bullrich sobre Horacio Rodríguez Larreta, la “dura” de la interna tuvo más adhesiones que el “estadista”. Y también fue destacable la victoria de su candidato local Martín Ardohain sobre Francisco Torroba. El voto provincial fue arrastrado por la boleta nacional, pero eso no quita mérito a que un dirigente del PRO le haya ganado al de la UCR, que tiene más músculo en el interior, algo que ocurre por primera vez. En este caso también el voto espontáneo venció a la estructura radical, al menos la que se movió. Ardohain no puede estar más contento: fue el primer representante macrista que hubo en la provincia cuando el PRO sacaba el 1%. Ahora se impuso al radicalismo en una interna mano a mano.

Y entre las permanencias, que en la política pampeana son más persistentes que los cambios, el candidato del peronismo local, Ariel Rauschenberger, fue el más votado entre los diputados. A esta altura, un todoterreno que sale a la pista cuando lo necesitan (tres elecciones legislativas nacionales al hilo) y además cuando no está nada fácil. Rauschenberger, un perfil moderado y que suma consensos, saca chapa otra vez como dirigente provincial en una parada complicada para el peronismo. En un resultado lógico frente a una interna opositora que se llevaba todo el interés, quedó a pocos puntos.

Las dos fuerzas provinciales ya tienen un diputado adentro en octubre. La tarea para el lunes será recalcular las estrategias para ver cómo enfrentan en octubre a la “ola Milei”. Algo difícil porque las cartas parecen estar echadas.