Dos ex empleadas de la «Casa de Ancianos» de la Cooperativa de Obras y Servicios Públicos de Macachín denunciaron presuntos «maltratos» e «irregularidades» dentro del geriátrico, tanto hacia los adultos mayores internados en el lugar como hacia los trabajadores. «Era continuo, siempre planteamos esto hacia las autoridades pero nunca escucharon y solo nos decían que siempre nos quejábamos. Pero no es así, nos preocupamos por la salud de los abuelos», plantearon.

Yanina Picabea y Abigail Herbsommer, quienes hasta hace poco prestaban servicios para la «Casa de Ancianos» de la Cooperativa, cuya administración está a cargo de la Congregación «Hermanas Albertinas Siervas de los Pobres», denunciaron que fueron desvinculadas del geriátrico luego de denunciar ante la dirección de la entidad una serie de presuntos maltratos en el cuidado de las personas internadas. Caídas reiteradas, falta de atención médica, timbres de las habitaciones desactivados y «abuelos dopados», fueron algunos de los eventos que ambas ex trabajadoras aseguraron ser testigos.

«Yo trabajaba de serena, los abuelos dormían bien, tranquilos, cuando me pasé al día empecé a notar que los abuelos estaban dopados, dopados en el sentido de que vos ibas a darles el desayuno y no reaccionaban», aseguró Picabea a LA ARENA, quien afirmó que estas mismas declaraciones también las dejó asentadas en una denuncia policial.

«Otra de las cosas que vimos es que se cayó una abuela en mi turno, se quebró el tabique y la hermana Gabriela -una de las directoras del lugar-, le puso dos tapones en la nariz y la acostó, cuando yo le dije que no porque debía despedir toda la sangre. Cuando llegó la hija se enojó con razón, porque no le avisaron, la llevó a la doctora y le dijeron que ‘no se murió de casualidad’ porque se estaba ahogando en su propia sangre», precisó la mujer.

Quejas

Según el relato de Picabea, las personas que administran la Casa tenían conocimiento de esta situación: «Les decíamos que había días que no los bañaban a los abuelos, que estaban ‘dopados’ y se enojaban porque los defendíamos. Siempre decían que buscábamos algo para pelear y nosotras nos sabíamos ya qué hacer».

«A mí me terminó enfermando este trabajo, me tuve que tomar carpeta médica por un mes, y cuando volví siguió todo. Hasta que un día me cansé y planteé todo esto, no les gustó y como Abigail era la única que me apoyaba nos terminaron echando por ‘razones de reestructuación’», señaló la mujer, quien además afirmó ser víctima de maltrato laboral: «Nos tenían como asistente de adultos mayores, pero nos hacían hacer de todo. Limpiar, lavar los platos, cocinar».