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Gabriel Páez Albornoz, efectivo de Seguridad Rural que sufrió una intoxicación al tomar un licuado, continúa internado en «estado crítico». Había presentado una leve mejora y le habían quitado el respirador, pero tuvieron que «reintubarlo».

La información surge del último parte médico al que tuvieron acceso fuentes judiciales consultadas por LA ARENA. Según indicaron, el pasado viernes «le habían sacado el respirador» pero «tuvieron que volver a reconectarlo. Se hizo traqueotomía y se encuentra nuevamente con asistencia respiratoria mecánica».

A su vez, indicaron que su estado es «crítico», está «sedado» y se le están suministrando analgésicos. Posee «un cuadro neurológico llamado delirio».

Páez Albornoz, de 37 años, cumplió dos semanas internado en el hospital Lucio Molas. El efectivo llegó en grave estado al hospital Lucio Molas el domingo 5 de septiembre por la noche, tras un episodio que en principios parecía accidental. Alrededor de las 20.40 de ese día, el efectivo fue a trabajar a la sede de Seguridad Rural y en un momento tomó un licuado que había llevado desde su casa. Al sentirle «gusto feo», tiró lo restante al suelo.

El can de la dependencia consumió lo que estaba en el piso, a los pocos minutos comenzó a brotarle espuma de la boca y falleció. Luego, el efectivo se descompensó y rápidamente sus compañeros decidieron subirlo a una camioneta particular y trasladarlo al hospital Segundo Taladriz de Toay. Allí recibió atención inmediata, pero «como era tan grave su cuadro lo terminan trasladando de urgencia al hospital Lucio Molas por posible intoxicación, donde quedó internado en Terapia Intensiva», según explicaron en aquel momento fuentes judiciales.

En la causa está detenida su pareja, quien fue formalizada en una audiencia donde se le imputó el delito de tentativa de homicidio agravado por el vínculo. La mujer se encuentra cumpliendo el arresto domiciliario que se le dictó con pulsera electrónica.