Un increíble cuento del tío se produjo ayer en Eduardo Castex, y el damnificado sufrió la sustracción de “varios miles de dólares”, indicaron fuentes extraoficiales. Los peritos de la Agencia de Investigación Científica (AIC) de Santa Rosa, al cierre de esta edición, se encontraban trabajando en la camioneta y la vivienda del damnificado.
La estafa tiene ribetes tan increíbles como inexplicables, si no fuera porque la víctima sería una persona mayor de 80 años. De acuerdo a los –escuetos- datos que se pudieron recoger, el vecino castense fue contactado ayer telefónicamente por autores desconocidos, donde le indicaron que debía cambiar los billetes de moneda extranjera por “los de cara grande”.
Él o los autores habrían arribado a la vivienda ubicada sobre calle Leandro N. Alem, entre calles Estrada y Arturo Illia. Y seguidamente se dirigieron al campo del castense, donde tenía el dinero enterrado “en una lata o caja o algo hermético”, trascendió.
Es más, el timador le pidió al productor que no se esforzara, y tomó la pala para cavar hasta encontrar el recipiente con “los miles de dólares” en su interior.
Después regresaron nuevamente a la zona urbana, donde el productor se habría quedado en su vivienda, y los estafadores “siguieron camino con rumbo desconocido”.
Pasadas las 19 horas, el damnificado habría dado aviso en la comisaría departamental de Eduardo Castex. “Pasaron entre cuatro y cinco horas del hecho”, se lamentaban anoche los investigadores.
Otra estafa.
Los peritos de la Agencia de Investigación Científica anoche trabajaban para “recolectar algún elemento probatorio” que permita “encausar la investigación”.
Este no sería el único “cuento del tío” que se habría concretado –en las últimas jornadas- en esta localidad. Fuentes extraoficiales indicaron que “días atrás” un “hecho con argumentos de similares características” habría damnificado a una vecina castense. “En este caso se llevaron algo más de media decena de miles de dólares”, transmitieron vecinos castenses, que aseguraron tener información certera.
Y en este segundo caso, en la comunicación telefónica utilizaron el mismo argumento: “se vencen los billetes (estadounidenses), hay que cambiarlos por los de cara grande”.